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La importancia de la comunicación asertiva: 3 ejemplos

Aprender sobre comunicación asertiva es clave para tener buenas relaciones en todos los ámbitos de nuestra vida, desde la vida personal hasta el entorno laboral. Es necesario que desarrollemos la habilidad para expresar nuestras ideas y necesidades de manera clara y respetuosa. En este artículo, vamos a entender la importancia de la comunicación asertiva y te vamos a compartir ejemplos para que puedas empezar a aplicar esta habilidad en tu vida diaria, ¡vas a notar los cambios!


Primero lo primero, ¿qué es la comunicación asertiva?


La comunicación asertiva es un estilo de expresión en el que comunicamos nuestras necesidades, opiniones y límites de manera clara y directa, sin traspasar los derechos de las demás personas. Hay dos tipos más de comunicación: agresiva y pasiva, la asertividad está en el medio de esas dos: busca el equilibrio entre la honestidad y el respeto, sin dañar a nadie en el intento (ni a vos ni a la otra persona).


Una comunicación entre dos personas es asertiva cuando se tratan con respeto y empatía para transmitir opiniones o comentarios, quizá negativos, de una manera en la que pueda ser constructiva para ambas partes.


Ahora sí, vamos con ejemplos prácticos:


Empecemos expresando necesidades de forma clara


Esto significa conectarnos directamente con nuestras necesidades. Para eso, vas a pensar bien qué es lo mejor para vos y vas a dejar de lado expresiones que sean vagas o reflejen indecisión.


Entonces, en vez de decir “Supongo que podríamos hacer lo que quieras”, diríamos: “Me gustaría discutir las opciones que hay para encontrar una solución con la que ambos/as estemos cómodos/as, así que, ¿podemos hablarlo?”.


Encontrá tus propias palabras, pero cuando no estás de acuerdo o cómodo/a con la solución que te ofrecen, ¡hablá! No pienses que tu comentario va a caer mal, al contrario, seguro festejen que alguien haya dado su opinión al respecto (siempre y cuando sea constructiva y en pos de encontrar la mejor solución posible).


Poner límites es cuidarte


Tu tiempo vale oro, así que no lo desperdicies cediendo a demandas de otras personas cuando no te sentís cómodo/a haciéndolo. Lo bueno de la asertividad es que nos permite establecer límites de manera respetuosa.


Por ejemplo, si tu jefe/a te pide algo “urgente” a las 17:45 y terminás a las 18:00…

No le digas “Si querés, puedo quedarme hasta tarde para ayudarte en esta tarea urgente”.

Mejor decile algo de este estilo: “Entiendo que esta tarea es importante, pero mi horario de trabajo ya termina y no puedo quedarme más tiempo, si te sirve, mañana durante el horario de trabajo voy a tomar esa tarea dentro de mis prioridades”.


¡Listo! Estableciste tus límites (conocés tu horario de trabajo y no vas a ceder de tu tiempo personal para seguir trabajando).


Expresar nuestro desacuerdo de forma constructiva


No siempre vas a estar de acuerdo con tus compañeros/as de trabajo, así que, si estás en esa situación y querés expresarlo…


En vez de ceder o imponer nuestras ideas, podríamos decir: “Tengo algunos comentarios sobre el enfoque propuesto y me gustaría que lo charlemos para encontrar una nueva perspectiva que funcione para todos/as”.

Dejaste en claro que no estás de acuerdo con lo que se propuso y ahora van a trabajar en conjunto. A veces, puede pasar que igualmente sigan con el enfoque propuesto, pero ahora ya no tenés la carga de “me hubiera gustado expresar mi opinión en ese momento”, lo hiciste y acá en la academia lo celebramos un montón ;).



Si buscás construir relaciones saludables y productivas, la comunicación asertiva es la respuesta. Cuando la practicamos, mejoramos significativamente nuestra capacidad para comunicarnos de manera clara y respetuosa con las demás personas. Además, no solo beneficia nuestras relaciones, sino que también nos ofrece un entorno más positivo y colaborativo.



¿Ya practicás la comunicación asertiva en tu vida? ¡Contanos!


¡Hasta el próximo blog!


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